Señor de la corrupción que la inseguridad de la pobreza provoca,
Esta sangrando usted por chocarse la frente con la rodilla.
Llore tranquilo mientras pueda, pronto le coseremos la boca.
Siéntese ahí, cerquita de la democracia hay de tres patas una silla.
Se dio un golpe muy duro, pero créame que logrará erguirse.
Le comentaré lo que sucedió, si deja de ensangrentado, querer irse.
Los políticos se van agachando sin darse cuenta de tanto mentirse.
Por eso es peligroso que vean la verdad de las villas.
Si alguien de su especie percibe lo mal que obró,
Toma consciencia de todos a los que se acostó,
Y cuando halla la cantidad, el ardor pica como mil ladillas.
Ya sé que lo hizo sin pensar en el daño que causaba.
Que la columna vertebral se le fue inclinando,
Su cuello torciendo, y la cabeza quedó al ombligo mirando.
Entonces no pudo ver más nada de lo que alrededor pasaba.
Es lógico, una cosa lleva a la otra y así se hunde a un país.
A excepción claro, de sus familiares y allegados,
Que formaron el color empresario, que dio el matiz,
Necesario para que ellos en sus ganancias flotaran asegurados.
Acuéstese aquí, que unas chicas lo van a pellizcar.
Se llaman equidad, justicia, y humildad.
Estafó a tanta gente que no sé cómo va a quedar.
Seguro lo enderezamos, pero a los bichitos no los podemos sacar.
Además vamos a tener que cerciorarnos de que no volverá a hablar.
A partir de ahora no podrá usar el lenguaje, ni disfrutar de su ambigüedad.
Es una medida de prevención, para que no pueda a otros lastimar.
Se otorga una vez el don del discurso y de la credulidad,
Y usted, hizo con él lo que quiso.
Con las palabras, cocinó engañosas ensaladas, pastas, y guisos.
Así es que con hilos del silencio y agujas del arrepentimiento,
Zurciremos los labios de esa voz que originó tantos lamentos.
Pase por aquí, que se cerrará el círculo que usted creía lineal.
Es momento de negociar la deuda final.
De esto en sus funciones sabía demasiado,
Lástima que ahora del otro lado
No tenga voz, ni voto, y esa afonía le haga asimilar lo funesto
Que es haberse devorado, las posibilidades y el futuro de tantos honestos.
José Storni