Ignorancia insatisfecha

“No hay un Universo, sino millones.”André Maurois

“A una dura necesidad, se acomodan la voluntad y el capricho.” Goethe

Amo los caprichos, pero sólo cuando no tienen razones que los provoquen….(o son tan amplias y difusas, que no se limitan a beneficios personales). Pues de otra forma, no es más que una carencia, una necesidad, un miedo, una atadura, una ambición pretenciosa, llena de codicia, anhelos y egoísmos.

Por ejemplo: ¿Qué nos trajo hasta este mundo? O mejor dicho, ¿qué creó al universo? ¿Un capricho? ¿Un vacío? ¿Un sentido? ¿Lo crea a su antojo nuestra propia interpretación? ¿Dios, una explosión? ¿El mismo deseo de saber?

Elijo cara y ceca (La que caiga)

"Sólo el hombre que espera es verdaderamente libre." Edward Young

"El hombre es libre cuando nada teme ni nada desea." Auguste Louis Petiet

Este lado o aquel. Nunca pude elegir sin sentir culpa. Sin entender que algo se me escapaba, o que lo estaba dejando ir. Qué duras son las decisiones. Me gusta tomarlas, pero a veces, también, que ellas me tomen a mí. Me tomen bien tomado, me tomen ambas.

Siempre me atrajo la idea de ser y disfrutar, (independientemente de las circunstancias), sin juzgarlas, sin limitarlas, sin elegir el lado de la moneda antes de que caiga, simplemente, agradecer cual fuera.

No soy “zurdo”, y sin embargo proclamo: Para Todos TODO. Si para todos, aún para el que no quiera compartir... que no comparta.

Lindo chamuyo sabinero, para salir "filosóficamente" de la monotonía. Pero es que entre las seductoras tentaciones de Dios y el extasiante voluntariado del Diablo, elijo la Tierra, porque me equilibran los dos, uno en cada hombro, en especial, cuando los descubro iguales, llenos de hermosas y falsas morales, de discursos segmentantes, de prisiones aberrantes, que me alinean a lo desalineado, donde se resuelven las curvas itinerantes, las líneas sin puntos, y los auténticos puntos sin líneas. Todo bien suelto, como en el espacio.

Presos en la elección infinita de la personalidad

Un discípulo se quejaba de la costumbre que tenía el Maestro de echarle abajo sus más preciadas creencias.

Hasta que en un sueño, el Maestro, le reveló: - Lo que hago es prenderle fuego al templo de tus creencias para que, cuando haya quedado destruido, tengas una perfecta visión del cielo inmenso y sin límites.

No sé qué pensar

- Oh Venerable Maestro, cuanto más estudio, cuanto más medito, cuanto más vivo, menos comprendo. Podría contestarme: ¿Cuál es el sentido de la vida?

- El que tú quieras.

(Una mente confusa, hace preguntas confusas. Pero sorprendentemente, se convence de que encuentra respuestas que considera muy claras. Se limita a ellas, y enlaza en su turbia nebulosa, las cadenas que la atan a una oscuridad circular y sin sentido.

Por eso los sabios, sólo saben, que no saben nada. En virtud de lo cual, están siempre aprendiendo, pues esa es su enseñanza.

Al igual que el Universo, a nuestras preguntas, nos devuelven nuestras respuestas, hasta que las comprendamos.)

La primavera de los pueblos

Hay revoluciones que atrapan a la población entera,

Amores de temporada,

Pasiones, en pasiones deshojadas.

Pero vuelve, siempre vuelve la primavera.

Hay juegos de mentiras verdaderas,

Argumentos políticos,

Burocracias en laberintos,

Pero esas negligencias, mueren en primavera.

Hay de piedras duras, canteras,

Secas amarguras,

Penas sin ahogadura,

Pero las flores, sobre los rencores crecen, en primavera.

Nada es como antes era,

Todo siempre se renueva,

Cada escalón, hace a la escalera,

Cuando llegues arriba, libera tus alas….y siéntete primavera.

Negocios con la necesidad

Un amigo hizo todo lo que tuvo a su alcance, para llamar la atención de la mujer que le gustaba. Bordeó lo absurdo y hasta lo denso. Ella sólo jugaba diciéndole una cosa y haciendo otra. Mantenía intacto el interés de él, seduciéndolo con pequeños gestos.

Un día, mi amigo, se hallaba perdido. Cansado de recorrer caminos opuestos sin llegar a ningún lado.

Se dio cuenta de que la ambición por poseerla, no era buena consejera.

Pero si ya había intentado todo, ¿Qué le quedaba por hacer?

NADA.

A partir de ese momento, la ignoró por completo.

Y como el amor, la sabiduría y la felicidad, son desinteresados, encontró lo que buscaba.

Vacaciones de uno mismo

En un lugar muy lejano, hay un pueblito, donde todo es aceptado. Inclusive se acepta a aquel que no quiere aceptarlo. Esta detalladamente diseñado y preparado, para que cuando la persona llega, empiece por aceptarse a si misma, y a partir de ahí, a todo lo demás, desde lo más grande hasta lo más pequeño, lo cercano y lo lejano, lo posible y lo imposible, lo deseado y lo indeseable. Absolutamente todo. Es un viaje increíble y muy recomendable.
Si alguien quiere ir a visitarlo, se llega por la avenida del respeto y la humildad, hasta la autopista de la paz, luego se toma la ruta del perdón y la gracia, y finalmente, desde el aeropuerto Amor, salen aviones (todos los días, a cualquier hora) hacia esos hermosos paisajes del interior.

La libertad interior

Cuando hablo conmigo mismo, me gusta plantearme todo tipo de cuestiones, aunque es un poco angustiante saber que de nada sirve intentar engañarme inventándome excusas. Es muy difícil, porque de ratos, a pesar de las acaloradas contradicciones a las que me expongo, cuando tomo algo por seguro dándome la razón, al poco tiempo, ampliando los límites de las conclusiones que yo mismo establezco, me la quito, para poder seguir conversando sin atarme a prejuicios propios. Pero justamente, pretendiendo no hacer de esto algo autoritario, cada tanto y en forma discontinua, me doy la razón sin reproches. A veces voy más lejos, esporádicamente, y para no seguir cayendo en determinaciones sistemáticas, suelo quedarme en un silencio total, sin diálogos internos. Y la historia recién comienza, porque para que esto tampoco termine siendo una imposición definida, frecuentemente, inicio conversaciones de cualquier índole, con el primero que se me cruza.