Ficción social y comercial (Moneda de cambio)

“Artista, el que dialoga con el alma de las cosas, no con las valoraciones de las personas.” M. de Unamuno

Entre las amistades que me forman, existen “los artistas”. Gente que suele trabajar largas y oscuras horas, durante muchos años, con una pasión incalculable, y como si una obsesión no los dejara descansar, se hunden en sus “proyectos o trabajos” vinculándolo todo a ello. Encima casi nunca están satisfechos, o mejor dicho, siempre están buscando perfeccionar su técnica o estilo, mediante prolongados ensayos, prácticas, clases, estudios, cursos, investigaciones, etc. Así dedican su esfuerzo a temas que parecieran importarle poco al resto del mundo. De hecho el resto del mundo se lo hace notar, menospreciándolos, negándolos, marginándolos, etc. Además de los ignorantes prejuicios, una de las tantas formas en que lo hacen, es el factor económico. Son pocos los artistas que gozan del prestigio de ser bien remunerados y reconocidos.

Al resto, los pervierten en vida, pagándoles cifras siderales. Los compran y los corrompen. Los enaltecen con cantidades absurdas de dinero o los humillan en la miseria y los significan sin ton ni son cuando mueren.

“Tenemos derecho a trabajar, mas no a sus frutos.” Máxima budista