Hasta que en un sueño, el Maestro, le reveló: - Lo que hago es prenderle fuego al templo de tus creencias para que, cuando haya quedado destruido, tengas una perfecta visión del cielo inmenso y sin límites.
Presos en la elección infinita de la personalidad
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Un discípulo se quejaba de la costumbre que tenía el Maestro de echarle abajo sus más preciadas creencias.
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- El Tulumbano
- Canto, desesperadamente canto/ con voz de tinta y letra de agonía/ rota por dentro, loca por fuera." Maria Elena Walsh
1 Algo para decir??:
Me gusta esta parábola. Corta, sencilla y directa... como todas las cosas verdaderas.
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