Olvidarse en la experiencia

Acostumbrado a los hábitos, dejó de realizarse en respuestas dinámicas.

Postrado en la cama, con suspiros agonizantes, sufría la luz del amanecer.

Pocas cosas lo alegraban. Mínimos placeres sensoriales le seducían a tener caprichos.

En el sueño o casi lucido, escuchó lo que se suponía era silencio.

Estarás enfermo, hasta que comprendas por qué y para qué.

Los ángeles cantan, bailan, vuelan, ríen, se divierten

Si tuvieras que bailar la última canción, si tuvieras que cantar la última canción. Si ya no te quedaran vibraciones, ¿Con qué impresionarías a tu Dios? ¿Cuál sería la danza que te eleve hacia el otro lado?

Dame un poco de eso, y hazme sentir tu redentor, que salvándote me lleva la dulzura de vivir cada eterno segundo, soñando juntos que amamos la vida, como si hoy mismo tuviéramos que despedirnos.

Frente social y progresista

Cómo voy a creer en el amor, si debo practicarlo desinteresadamente.

Quien hace el amor, no tiene creencias, ni justicia, ni perdón.

No hay elecciones cuando no hay condenas. No se manifiesta el límite del becerro dorado. No hay cuernos, ni ojos enfurecidos. Hay piernas corriendo, mentes asustadas, corazones relegados, manos instrumentadas por pantallas, hombres vendidos a la propaganda política del encuentro ignorante, arrodillados en las sábanas del templo, adorando el brillo sobre el bruñido anverso del sobre que supimos conseguir.

Pupitres

Estudiamos juntos marketing. Ella es divina, trata de estar informada, siempre bien vestida, agradable y atenta. Me dijo:

- ¿No escuchaste a la ministra anoche?

- ¿Qué ministra?

- Ay nene, ¿Vos en qué mundo vivís?

- No sé…

- Empezá a informarte y a ver más noticieros, que estamos en un año electoral.

- Anoche, aprendí todo lo que necesitaba saber de política contemporánea.

- Ah… mira vos ¿Y quién te lo enseñó?

- La calle y la reflexión.

- Ah… pensé que habías leído un libro de Majul, Lanata o Cavallo…

- Ayer volvía de cursar, y mientras la ciudad mira televisión, hay un montón de familias que no ven la novela de Echarri, ni la de Cabre, porque están con sus carritos, revolviendo la basura, buscando algo para saciar su propio drama. A esa misma hora, también hay camionetas importadas, con algún ejecutivo que se quedó hasta tarde trabajando. Veo la diferencia, la falta de equidad, la mala utilización de los recursos, la tristeza de unos y de otros, y encima, un local de Garbarino, con los plasmas encendidos detrás de las rejas, mostrando a políticos hacer campañas, llenarse la boca y los bolsillos, tapizándolo todo con sus egocéntricos carteles, sus fanáticos punteros, sus propagandas simbólicas, sus “fútbol”, sus 6,7,8, y me cierra el círculo de la locura, y entiendo la decisión de Martin… (Un compañero, que vive en un barrio carenciado, y pese a ser unos de los mejores de la clase, el mes pasado dejó los estudios, porque tuvo que ponerse a trabajar de albañil con un primo, para que sus hermanos no tuvieran que salir a pedir, ya que al padre lo robaron y lo mataron en la esquina de su casa)… y entonces me doy cuenta, de qué es chamuyo, y qué es real. Hablo de lo que vivo, no de lo que me dicen...

Chamigo

En Santiago del Estero, un anciano de 92 años, lleno de lucidez, descansa en la galería de su casa, observando las estrellas, junto a su nieto menor de 26 años.

- Ah… qué cansado estoy de ciertos personajes en mi vida…

- ¿Te tienen harto?

- Sí…, mi novia, mi jefe, mis compañeros de laburo, mis viejos y mis hermanos…. pareciera que se confabulan para enloquecerme, todos los días con una distinta. Cuando no es uno, es el otro.

- Y… tomáte unas vacaciones querido.

- No puedo abu. Si no, lo haría con mucho gusto.

- Siempre podes tomarte unas vacaciones.

- Pero tengo que laburar si o si, aparte en vacaciones con la gorda, gastamos mucha plata, y nos la pasamos discutiendo por pavadas, y si le llego a decir que me voy con amigos, me mata.

- No hablo de ese tipo de vacaciones.

- ¿?

- Hablo de vos mismo.

- Pero yo conmigo mismo estoy genial, el problema son los otros, ellos me vuelven loco con sus infelicidades.

- A mi me pasaba lo mismo. Por eso te lo digo.

- ¿Y cómo hiciste?

- Los culpé toda la vida, hasta que se fueron muriendo, y cuando me quedé sin nadie a quien culpar, entendí que el único responsable de mi forma de ver y de resolver las cosas, era yo, entonces seguí, pero culpándome a mí. ¿Te acordas todos los años que estuve en cama?

- Si, si, ¿era por eso tu depresión?

- Claro, hasta que hace algunos años, lo comprendí, y comencé mis verdaderas vacaciones, me jubilé de mi mismo. Cambié y empecé a vivir en paz, sin buscar al culpable, si no, haciéndome cargo de las incertidumbres de mi propia plenitud.

It´s all in your head

Viviana tuvo siempre una relación muy difícil con su padre. Él era un hombre muy honesto, muy recto, demasiado exigente. Viviana lo quería pero sentía un profundo temor a su rechazo. Lo que más le dolían eran sus duras críticas. Ser hija de un perfeccionista puede ser muy frustrante. Evidentemente le trajo complicaciones en sus relaciones de pareja, amistades y laborales.

Un día, producto del esfuerzo, la búsqueda sincera, la reflexión consciente y el análisis profundo, con un poco de ayuda, pudo entender como operaban sus emociones. Comprendió que de alguna u otra manera, aún actuando de forma opuesta, ante personas parecidas o completamente diferentes, tarde o temprano, los resultados seguían siendo similares.

Entonces, intentó cambiar de ámbitos, de ciudades, de modos, hasta de país.

Hoy a la mañana, mientras regaba su jardín, en una ciudad de Alemania, cuando el vecino le sugirió de manera inminente, que realizara ciertas acciones básicas y fundamentales, estiladas para la convivencia en ese barrio, Viviana tuvo un ataque de pánico.