Emparentados al sangrante misterio,
Hay grandes cultores de las plantas.
Padrinos, de las amantes en cautiverio.
Roban el silencio, de las hojas sustancia,
Modelan las espinas a sus heridas infelices,
Rocían los capullos con el sudor de la abundancia.
Pero no se atreven a jugar con las lombrices,
Temen a la oscura tierra y a la interdependencia,
Aunque saben, hasta los labios de su decadencia,
Que el amargo abono, los nutre por las raíces.
No les interesa que su sabia roce al cielo,
Solo gustan de lo nimio, lo bello y lo rastrero.
Serán de sus planteras la maravilla soñada.
Dirán mucho, tendrán más. Serán poco, casi nada.
1 Algo para decir??:
Hay quienes ven en la semilla un objeto terminado, y lo adoran y lo guardan y ni se les ocurre el potencial que desperdician en su idolatría. Un gran abrazo.
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