“Somos lo que estamos haciendo, cuando lo estamos haciendo. Las cosas pasan. Somos lo que fuimos, lo que somos y lo que seremos, hay que tener paciencia, aceptarnos, relajarnos y disfrutar.” (A. Naturally)
Hace 50 años, Los que día tras día colmaban las instalaciones del Molino Marconetti, en el puerto de Santa Fe, no hubieran tenido ni la más remota posibilidad de imaginar, lo que sucedería medio siglo después.
Pienso en los trabajadores yendo cada jornada a cumplir sus horas laborales, junto a jefes, empleados y compañeros, en semejante organización de ladrillos, ventanas y cemento. Jamás creerían que en los ochentas aquella colosal estructura, capaz de producir 6600 bolsas diarias de harina durante décadas, fuera un buen día, a quedar en el olvido. En la banca rota, hasta el posterior abandono de la fábrica. Sumándose ésta, al desértico paisaje, de un puerto inutilizado.
Pero volviendo a la cabeza de esos trabajadores:
¿Habrán deseado alguna vez, inspirados por los vicios y el esparcimiento, hacer una gran fiesta en ese lugar?
¿Les hubiera gustado que alguna noche, el molino se llenara de cientos de jóvenes “alternativos” escuchando música electrónica, bailando sin parar, saltando, moviendo sus peinados diferentes, sus ropas poco convencionales, y consumiendo las sustancias necesarias, para hacer del ritual, una experiencia sobrenatural?
¿Hubieran tenido la tolerancia para soportar que hombres y mujeres semidesnudos, se rozaran frenéticamente absorbidos por el ritmo, se besaran sin importar el género y se gozaran respetando las individualidades, las preferencias y los gustos?
¿Podrían hace 50 o más años, si quiera, profetizar tal escenario para sus nietos?
¿Con parlantes de alta definición emitiendo los sonidos más extraños, junto a pantallas, luces, y flashes que reinventaran el concepto del edificio y de la situación, quitándole por completo el sentido de toda rutina comercial, administrativa o profesional, logrando que el entretenimiento gobernara hasta el último rincón, y en semejante proeza, un grupo de jóvenes delirando durante horas, reconstruyendo con diversión el espíritu de esas instalaciones que hace tiempo fueron sometidas al abandono. Resurgiendo desde la marginación. Volando, vibrando, danzando?
Creo que hubiera sido imposible. Que nadie en ese espacio y en aquel tiempo, lo hubiera soñado. Sin embargo, hoy es una realidad.
0 Algo para decir??:
Publicar un comentario