Las excreciones de la vinchuca, irritan la piel, generando picazón. Entonces, cuando la persona se rasca, se introducen los gérmenes causando una nociva infección en el organismo.
El mal de chagas, fue, y en algunos lugares carenciados sigue siéndolo, una de las enfermedades más letales de la Argentina, ya que al portador de la misma, se les disminuyen las defensas y se le alteran funciones básicas, por lo que se amplían los riesgos de muerte ante cualquier insalubridad.
Me interesa la relación, impulso-reacción.
Algo me pica… me rasco. Surge el impulso, el deseo y luego mi intensión o necesidad de satisfacerlo. Pero entre medio de este acto casi mecánico, está inmiscuida la voluntad.
Si bien los esquemas, al igual que los hábitos, son muy difíciles de cambiar, ya que responden a ese mismo sistema automático, yo quiero hacer hincapié en la "consciencia atenta" que nos brinda el conocimiento, la reflexión, la templanza y su consiguiente uso.
Si supiéramos que nos causaríamos un daño aun mayor al rascarnos, evidentemente no lo haríamos. Utilizaríamos la voluntad. Eventualmente, la picazón cesaría.
Si este mismo ejemplo, lo llevaríamos a otros casos, pensaríamos las cosas dos veces antes de que un impulso nos lo ordene. En esa milésima de segundo, utilizaríamos el poder de nuestra voluntad o albedrío, para elegir qué acción realizar, y no para reaccionar inmediatamente, convirtiéndonos en victimas de dicho impulso.
Otras vinchucas: Ira, vicio, rencor, violencia, avaricia, ansiedad, miedo, envidia, celos, etc, etc…
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